domingo, 11 de enero de 2015

Los cuatro acuerdos y uno más

Los Cuatro Acuerdos
c0ntracultura.com
Mañana vuelve la actividad normal, las clases de idiomas, mes amis. Enero ya se pone a rodar definitivamente -ya vale, después de veinte días de interrupción-. Y ya hace unos días, desde el pasado 7, que he entronizado otra "liana", con la firme intención de que perdure. Es una vieja lectura, la del libro Los cuatro acuerdos, de Miguel Ruiz (Urano, Barcelona, 1998). Hace unos días denigramos a este autor en este mismo blog, hablando de la sabiduría "tontolteca", creo recordar. Pero -cómo son las cosas-, ahora acudimos a él, gracias a haber removido algún obstáculo que nos impedía antes acercarnos a su vera. 
     La dificultad estribaba en el cuarto de los acuerdos o propósitos que propone este autor para llevar a la vida de uno, a saber, "Haz lo máximo que puedas". Este mandato me resultaba imposible, por la tendencia hacia el literalismo que mencionaba el otro día, que me planteaba una meta imposible. Pero he hecho "click", y he visto la forma de cumplir esta indicación sin que me crujan las cuadernas. (Los tres primeros acuerdos son: "Sé impecable con tus palabras", "No te tomes nada personalmente", y "No hagas suposiciones"; un quinto acuerdo, que también despertó mis sospechas en su momento -de que se estaba queriendo alargar el cuento con fines comerciales-, es el de "Sé escéptico, pero aprende a escuchar".)
Miguel Ruiz (n. 1952)
crecejoven.com
     Estos "cuatro acuerdos más uno" estoy tratando de que me ayuden a lograr ese orden mental del que también hablábamos estos días. Tengo un par de referencias de personas dedicadas a la psicología que han hablado en términos elogiosos de este autor, que también figuró en 2014 en el puesto número 71 de la Watkins Mind Body Spirit List's, de las cien personas vivas más influyentes espiritualmente. (Puede haber un porcentaje importante de jetas en dicha lista, y como digo mi opinión de don Miguel Ruiz ha experimentado un viraje rotundo en unos pocos días, pero bueno, es algo que suele pasar con este género de cosas.)    
     Básicamente, con el primer acuerdo ("Sé impecable con tus palabras") es suficiente; los que vienen después sólo serían remaches. Las palabras son sobre todo las que me digo a mí mismo, con las que me sugestiono y justifico para autosabotearme, con la excusa de que si me fuerzo a mí mismo me puede dar otro telele como el que me dio hace ahora veinte añitos. Practicar y practicar hasta sugestionarme en otro sentido más positivo y constructivo, creo que no me puede perjudicar. Como estoy leyendo en otro libro, De animales a dioses, Una breve historia de la Humanidad, de Yuval Noha Harari (Editorial Debate, Barcelona, 2014), los sapiens funcionamos mucho a base de ficciones (los "acuerdos" de don Miguel). En la neurosis estas ficciones nos hacen sufrir aunque no se correspondan con nada que tenga una existencia real. Yo particularmente soy muy dado a estas autopalizas psicológicas por nada. El guerrero impecable de las palabras se esfuerza por cambiar poco a poco este hábito e ir reemplazando estas palabras venenosas por semillas de amor, vida y verdad, para consigo y para con los demás.
     Pues a ver si qué tal libramos esta batalla contra nuestra mente pecadora. Respecto al papel que adquiera este blog, ya lo iremos viendo. De momento, muchas gracias por la atención, hermanos y hermanas de la blogosfera.

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